¡Querer es poder! - 4 Las adicciones


El placer

Los tres componentes del placer son: la respuesta de relajación, la respuesta de excitación y la fantasía.

La respuesta de relajación nos da paz, primer valor trascendental.

La respuesta de excitación nos produce amor, contacto con el presente, relaciones profundas y comprometidas.

Y la respuesta de fantasía nos produce levedad, un sentimiento de gracia, de totalidad y de ascenso

Hay una molécula, un neurotransmisor sorprendente que interviene en todos los circuitos donde actúan las drogas a nivel del sistema nervioso central, la dopamina. Cuando fumamos se libera también esta molécula, porque la nicotina activa la acetil-colina (otro neurotransmisor), que a su vez activa la dopamina. Es decir, siempre que fumamos liberamos dopamina en puntos críticos del cerebro. Algo similar ocurre cuando se consume un opiáceo, este actúa sobre el GABA -que es la molécula que frena la dopamina-; así, los opiáceos frenan el “freno” de la dopamina, y el resultado final es que esta aumenta.


No importa si consumes nicotina o heroína, en último término aumentas las concentraciones de dopamina en el haz medio del telencéfalo, que es un circuito conocido en neurología como circuito del placer. Cuando consumimos marihuana también vamos a tener el mismo resultado, aumento de la dopamina, además de un poco de serotonina. El problema es que los circuitos del placer están íntimamente ligados a los del dolor, o sea, en el cerebro, con frecuencia, no reconoce el placer del dolor. Esa es la razón por la cual muchas cosas dolorosas producen placer. Es decir, hay un punto en el que el dolor y el placer, el miedo y el amor, confluyen en un circuito básico a nivel del sistema nervioso central.

Maria Arboleda

mayo 2008

fotografia de Anne Guedes.