LA CUARTA MORADA - EL CASTILLO INTERIOR-














La cuarta morada es el lugar donde los mundos naturales y trascendentales se interpenetran.

En la morada de la Transformación, el alma comienza a estar en contacto directo con el resplandor de la Luz Divina.

Algo empieza a verse fundamentalmente distinto en esta morada. El alma está empezando a dejar los mundos físicos y psicológicos y el sentimiento del "Yo" comienza a sentirse muy pequeño dentro de un universo más vasto.

Santa Teresa de Avila dice que éste es el lugar donde el viaje requiere mucho menos esfuerzo. Cada vez el alma se rinde más y más. Tales estados de consciencia se dan a través de la bendición y la gracia de los mundos superiores.La capacidad de amar y ser amado van en aumento. No es sólo un amor personal, sino otro nivel de amor que desarrolla y transforma nuestra vida interior. Es el amor a Dios, amor por el Universo, por lo Absoluto, el que está tomando más fuerza e intensidad.


Tomado de Las Siete Moradas Del Alma - Julienne McLean



Por
Santa Teresa de Jesús.


Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.